El día 2 de noviembre el Inspiratorio publicó los resultados del estudio sobre el uso de lenguaje tóxico en la conversación de transfeminismos en Colombia durante el período de mayo a septiembre de 2022, realizado por Linterna Verde y el Barómetro de Xenofobia. A partir de esta divulgación han aparecido preguntas con respecto a la metodología y a la interpretación de los resultados presentados. El objetivo de este comunicado es aclarar esas dudas para seguir fortaleciendo el debate y construir un entorno digital libre de discriminación.
El Barómetro de Xenofobia es una organización independiente que ha desarrollado metodologías de social listening y web scrapping para detectar lenguajes de odio y narrativas de exclusión hacia poblaciones vulnerables en países como Colombia, Chile, Ecuador, México y Perú. Actualmente estamos desarrollando estudios sobre xenofobia, discriminación racial y violencia de género en entornos digitales a través del análisis de conversaciones en Twitter y Facebook. Esta experiencia hizo que se nos extienda la invitación para formar parte de esta investigación sobre transfeminismos.
El objetivo del estudio realizado conjuntamente con Linterna Verde era responder a la pregunta ¿Cómo varía el lenguaje tóxico digital dirigido hacia líderes trans en momentos clave de la conversación de transfeminismos?, esta pregunta se construyó a partir de una solicitud hecha por el servicio de la Lupa Digital del Inspiratorio.
En el estudio se utilizó el marco teórico de “Lenguaje Tóxico” porque es un enfoque que ha sido utilizado en Colombia en el pasado, y porque permitía analizar características de la conversación general. El lenguaje tóxico en mensajes online es definido como “un comentario grosero, irrespetuoso o irrazonable que es probable que te haga salir de una discusión” (Barrios et.al., 2018). En este sentido, un aumento en el lenguaje tóxico es considerado como no deseable porque inhibe la participación de las personas en las redes como Twitter, propicia las agresiones, la polarización y la discriminación, y puede configurar actos enmarcados en lo que se ha denominado violencia digital (Barrios et.al., 2018).
Para responder a esta pregunta, comenzamos con una exploración macro de la conversación en Twitter en Colombia sobre transfeminismos para seleccionar (1) los momentos claves (que corresponden a fechas con un número de publicaciones mayor a dos desviaciones estándar con respecto a la media de publicaciones diarias entre mayo y septiembre de 2022); (2) el universo de cuentas de personas trans y no binarias que recibieron mayor número de comentarios y respuestas a sus publicaciones durante el mismo período; y (3) se seleccionaron de este universo las 10 cuentas que tuvieran el mayor número de menciones diarias hacía ellas en el 2022, las cuales representaban más del 40% de los mensajes (23 mil mensajes) dirigidos a mujeres trans con liderazgo.
Después de identificar el grupo de cuentas en los que se dio esta mayor exposición, se encontró como momento clave o de mayor actividad de la conversación en línea sobre transfeminismos el período entre el 24 de agosto y el 15 de septiembre de este año. Al analizar los mensajes incluidos, identificamos que este sucedió después de una discusión planteada por la literata Carolina Sanín en su cuenta de Twitter sobre el feminismo en relación a la experiencia de ser mujer.
A partir de este hecho detectamos que se multiplican los mensajes desde y hacia las 10 cuentas seleccionadas. Aquí es necesario aclarar que: (1) Los mensajes objeto de la clasificación fueron emitidos por múltiples cuentas; nuestro análisis nunca se centra en un autor en particular. (2). Este estudio no buscó establecer una relación causal entre autores particulares y mensajes con lenguaje tóxico (3). El crecimiento porcentual de mensajes con lenguaje tóxico por parte de terceros crece levemente del 1.4% al 3.4% durante el período de 24 de agosto al 15 de septiembre, frente al período de control que se estableció en la metodología.
Se reitera que el objetivo era analizar si, en el grupo de las 10 cuentas seleccionadas, además de un aumento en el volumen de menciones de terceros, se generó un crecimiento en los niveles de toxicidad hacía estos perfiles. En particular, se adelantó una marcación manual (lectura uno a uno) de los 23 mil tuits dirigidos hacia estas cuentas en forma de menciones directas, respuestas, o tuits citados con el propósito de clasificar cada tweet en una de tres categorías: (1) Mensaje tóxico. (2) Mensaje de cuestionamiento al concepto de identidad de género. (3) Ninguna de las anteriores (mensajes neutrales, de apoyo o relacionados a otras temáticas). Una vez realizada la marcación de los tuits comparamos el periodo de control con el de actividad anómala en términos de porcentaje de menciones que contenían lenguaje tóxico hacia las 10 cuentas con mayor número de menciones.
Como lo indica el estudio, durante el momento más álgido de la conversación aumentó la proporción de mensajes con lenguaje tóxico que recibieron algunas representantes de la comunidad trans, sin embargo nunca superaron el 5% del total. En ningún momento el objetivo del estudio fue responsabilizar a algún actor de la “violencia digital” en Twitter. Por el contrario, este ejercicio busca aportar insumos para que esta discusión y el diálogo se traslade a otros espacios fuera de las redes sociales, como bien lo indican las conclusiones del documento y lo venían proponiendo Linterna Verde y el Inspiratorio desde años anteriores.
Una extensión de este estudio piloto puede incluir la forma en que la toxicidad aumenta para otros actores de la conversación no solo para las principales cuentas de líderes de personas trans.
Con todo, la evidencia que surge de este estudio muestra que efectivamente la toxicidad en los mensajes dirigidos a las personas trans aumenta, aunque se mantiene en un nivel menor del 5%. Esto, sumado a que se ha demostrado que la arquitectura de redes como Twitter fomenta la polarización del debate dificultando la posibilidad de un debate constructivo, nos lleva a recomendar sacar la conversación del espacio digital.
Sabemos y nos preocupa que las personas trans enfrentan constantemente crímenes de odio, falta de acceso a oportunidades educativas y laborales, entre otras negativas que vulneran sus derechos humanos. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la expectativa de vida de una mujer trans en América Latina es de 35 años, producto de la violencia de la que son víctimas. El espectro de mensajes detectados con contenido tóxico dirigido hacia las personas trans en Twitter es solo una muestra de la discriminación que viven históricamente en Colombia, y otros países de la región, que debe ser evidenciado para la construcción de una mejor sociedad con inclusión para todas las personas y el empoderamiento de las perosonas trans en la lucha por sus derechos.
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